Paola Longoria se acostumbró a la victoria, tal vez como ningún atleta en la era moderna lo ha hecho. Ligó 152 triunfos aliada a su raqueta.
Una pasión que hoy luce marchita debido a la pandemia por el coronavirus que la ha alejado de ese mundo, en la que ha conquistado 105 torneos alrededor del orbe.
Sin un panorama claro sobre el futuro en el circuito mundial del raquetbol, ella está desesperada por competir, porque este ha sido su periodo más largo sin actividad. "Tengo unas ganas de competir mortales. El principal reto al regresar a competencia es seguir como la número uno, pero es complicado entrenar y no tener un objetivo, ni saber cuándo se va a reanudar el tour. Es difícil mantener esa hambre de triunfo".
Con la madurez que sus poco más de 30 años le dan, valora la oportunidad de seguir compitiendo, pues aunque ha logrado marcas impresionantes, acepta que en algún momento no fue tan agradable defender una racha invicta. "Era complicado pensar en un número, que nadie te pueda romper el récord. Cuando iba a un torneo no lo disfrutaba como antes, me dejó una satisfacción llegar a ese número de victorias sin derrotas, pero tenía esa presión y jugaba por un número. Cuando cayó el invicto fue difícil de afrontar y tuve que trabajar con mi psicóloga para saber vivir ese momento".
De vuelta al presente, acepta que no todo ha sido desolador en esta época.Trata de ver el lado positivo, como el pasar más tiempo en familia, algo que no tenía oportunidad de hacer, porque competía todo el tiempo. "Iba solo de ‘pisa y corre’ a casa. Ahora hay la oportunidad de hacer otras actividades y eso me ha ayudado para dedicar tiempo a mi persona".
Alejada de los reflectores y los halagos, la mujer detrás de la campeona, entiende que el deporte es salud y sin ella no puedes hacer nada. "Estamos en una pandemia y mucha gente ha muerto, hoy, las cosas sencillas son las que valen la pena. Tener comida y un techo donde vivir. La vida te pone un estate quieto pero con un mensaje para sacar tu mejor versión".
El horizonte de cara a un regreso a la competencia, la aterriza aún más en una dura realidad para muchos deportistas. "El circuito profesional iniciaba en septiembre, fue pospuesto, el siguiente torneo sería en octubre, pero aún estamos sin un panorama claro. Dependemos de la oportunidad que haya de viajar a otro país, de que los clubes donde jugamos tengan la posibilidad de recibirnos con las medidas de seguridad. Volveríamos en octubre o noviembre pero hay que confirmarlo".
Aunque en realidad ella es un ‘monstruo’ competitivo y no ha parado, se las ha arreglado para seguir en forma. "He seguido entrenando en casa. Me la he pasado entre San Luis y Monterrey. En San Luis sí tengo la oportunidad de entrar a cancha, la preparación física no para. Trabajando también mentalmente".
Su juego en competencia está detenido, pero su mente no y en especial, se enfoca en el gran proyecto que tiene para el deporte que ama. "Ya habíamos firmado con la Secretaría de Educación Pública para que una clase de educación física fuera de raquetbol para detectar talentos. Teníamos los horarios y las escuelas, pero la pandemia lo detuvo todo. También está el tema de mi libro, aunque siento que en ese caso, hay más anécdotas que contar todavía, lo veo más a futuro. Tal vez cuando me retire".
Tiene ganas de contar su experiencia, inspirar a las nuevas generaciones a intentarlo. Ella empezó en los campamentos de verano y nunca pensó que un pasatiempo se convirtiera en su pasión. "La disciplina la he tenido desde el primer día que soñé ser la mejor del mundo. Son valores que me ha dejado este deporte, yo buscaba un deporte de raqueta y se me hizo muy completo. Hoy que soy la mejor del mundo quiero inspirar a los que vienen".
Nadie le roba tampoco la esperanza de ver al raquetbol en unos Juegos Olímpicos. "Es uno de mis sueños y legados que me gustaría dejarle a mi deporte. Estoy segura que en unos años la vamos a ver ahí y si me toca sería la ‘cereza del pastel’. Si no, el orgullo de haber contribuido para que el deporte llegue hasta ahí sería un sueño hecho realidad. Por eso el tema de sacar mi escuela de raquetbol y que no se pierda como otras disciplinas".
Viendo más lejos, tiene claro cómo quiere seguir en el deporte. "Me encantaría estar al frente de la Conade, estudié una maestría en Ciencias Políticas y quiero esa otra faceta". Un reto que no podrá enfrentar con su raqueta, pero sí con la experiencia de ser una atleta de excelencia. "Hay muchas cosas que se pueden hacer, pero es también un tema del Gobierno".