Un fuerte tifón ha dejado un reguero de destrucción en el suroeste de Japón, con un saldo provisional de un fallecido, 4 desaparecidos y 84 heridos, pero ha podido evitarse una tragedia mayor gracias a la alerta previa dada por las autoridades y a la orden de evacuación de hasta 1,6 millones de personas.
Ya desde hace varios días se venía alertando de que el tifón Haishen, el décimo de la temporada, que se estaba acercando desde el sur a Japón, iba a ser excepcionalmente fuerte y con un radio de impacto muy ancho, por lo que se estaba alertando continuamente a la población.
Tocó tierra en la isla de Kyushu cerca de la pasada medianoche, y desde entonces y hasta la mañana del lunes causó estragos en esa región, que incluye ciudades como Nagasaki, Fukuoka o Kumamoto, mientras se dirigía hacia la península coreana.
En un principio la trayectoria indicaba el domingo que el tifón daría de lleno en la península coreana, pero en las últimas horas ha comenzado a desviarse y estaba pasando frente a la costa este, con un impacto menor del que inicialmente se preveía.
En Japón, según un recuento provisional de víctimas, se han registrado al menos un fallecido, cuatro desaparecidos y cerca de un centenar de heridos, la mayoría con lesiones leves por cristales rotos o caídas.
La víctima mortal es una septuagenaria que falleció en la localidad de Akute, en la prefectura de Kagoshima, tras sufrir una caída mientras cumplía la recomendación de las autoridades de evacuar su domicilio, según recoge la cadena estatal NHK.
Los cuatro desaparecidos, tres hombres y una mujer, se encontraban en un edificio de la localidad de Shiiba que albergaba una vivienda y una oficina de una empresa de construcción, el cual resultó destruido por un deslizamiento de terreno de la ladera de una montaña.
Los cuatro desaparecidos son una mujer de 60 años, su hijo de 30 y dos vietnamitas que trabajaban como pasantes en esa empresa, informó la agencia local Kyodo.
Entre los heridos graves se encuentra un hombre que cayó de un tejado y sufrió lesiones en la cabeza.
Las autoridades niponas ordenaron la evacuación de 1,6 millones de personas y recomendaron esa medida para seis millones más, aunque según pasaba el tiempo se iba rebajando la cifra de personas afectadas.
A todas ellas se les pidió que se dirigieran a refugios temporales, aunque según medios locales en varios casos estaban totalmente llenos.