Un trabajo empresarial muy distinto a los que estaban acostumbrados a manejar sobre todo en horarios, una empresa que les abrió puertas y les permitió conocer a grandes personalidades, de la política, de la vida social y deportiva, una enorme responsabilidad al tener que enfrentar enormes cambios en tecnología y sobre todo en la política nacional, así recuerda el licenciado Enrique Zabaleta las más de dos décadas en donde él y su familia encabezaron al periódico El Tiempo.
Corría la década de los 90, cuando entre los empresarios locales se mencionaba que la familia Martínez estaba vendiendo el periódico El Tiempo y aun sin conocer el manejo y todo lo que implicaba el periodismo, la familia Zabaleta Margain decidieron buscar la compra del mismo.
“En una reunión familiar, yo le comente a mi papá, oye hay la oportunidad de comprar El Tiempo, los Martínez lo tienen en venta, nosotros en ese entonces éramos clientes del periódico, era el de mayor prestigio en la ciudad, decidimos hacer la cita” recordó el licenciado Enrique Zabaleta.
En aquel entonces, 1997 decidieron su señor padre doctor Alfonso Zabaleta, su hermano licenciado Alfonso y él, acudir a dialogar con los señores Martínez concretando un acuerdo de compra - venta, por lo que en marzo de ese año se dio la inauguración de lo que fue una nueva época para el periódico El Tiempo.
De manera nostálgica, Enrique Zabaleta recordó que fue el entonces Gobernador Rogelio Montemayor quien estuvo en la ceremonia de reinauguración del periódico ahora con su familia al frente, época en la que aun encontraron sistemas de impresión que yacían ya muy alejados de la nueva era, la era que tomaba terreno y avanzaba significativamente sobre todo en computación y equipos de impresión.
“Recuerdo que iniciamos en la Ermita donde le rentábamos el local a la familia Martínez, pero la gente se cansaba demasiado haciendo todo el trabajo de pie y prácticamente todo a mano, no había computadores como las hay hoy en día, la prensa que se tenía era lenta, pre prensa y fotomecánica seguían con sistemas muy antiguos”, recordó.
Por eso, indicó que junto con su hermano Alfonso, acudieron hasta Miami en Estados Unidos, donde adquirieron otra prensa y equipos más modernos que ponían a El Tiempo a la par de los grandes medios impresos de aquella década.
Ya instalados en el actual edificio ubicado en bulevar Benito Juárez, el periódico comenzó con un cambio muy significativo no solo en sus sistemas de impresión, en sus equipos de cómputo o en su equipo de trabajo, también en un nuevo formato que salió a la luz como una forma de brindar a la ciudadanía un periodismo diferente, audaz, dinámico y fresco, pero siempre acompañado de veracidad y puntualidad en la información de primera mano.
“Hoy te digo que queda nostalgia porque fueron más de dos décadas de estar al frente del periódico, en todo ese tiempo conocimos mucha gente, gente con gran capacidad en todos los sentidos, gente buena, gente recia, pero también mucha gente mala, hay que decirlo, el periódico en ocasiones nos ponía en dilemas porque con algunas notas sin pensarlo herías a diversas personas, nunca fue la intención, siempre fue informar veraz y oportuno”, recordó el ex propietario del Periódico El Tiempo.