Los halagos terminaron cuando Cázares afirmó que estaba preparado para el desafío de subir a las 172 libras en las que, informalmente, se había pactado la pelea.
La tercera exhibición entre Julio César Chávez y Jorge "Travieso" Arce, el 25 de septiembre, tendrá como antesala al hijo del primero, Julio César Jr., contra otro sinaloense: Mario Cázares, o al menos eso parece.
Y es que el Gran Campeón ha impuesto condiciones con las que el rival de su heredero no concuerda y la discrepancia podría suprimir el duelo.
Cuando Cázares -ante la tranquilidad del Jr.- hablaba de reivindicar el rumbo del boxeador mexicano y demostrar que no debe relacionarse con las adicciones, el padre de su rival intervino para decir que él quería otro contrincante, uno que fuera más sencillo para que su hijo regresara de forma más cómoda.
Los halagos terminaron cuando Cázares afirmó que estaba preparado para el desafío de subir a las 172 libras en las que, informalmente, se había pactado la pelea.
Chávez González replicó: "No, Mario. Estás tomando el riesgo, pero, si no es en 175, no se va a hacer. Yo ya había quedado en eso con Julio. El que manda soy yo, yo soy el promotor y punto".
El hijo de la leyenda buscó mediar y, aunque dijo recordar que se había cerrado en 175 libras, accedió a bajar el pesaje a 173, postura que Cázares y su representante, Enrique Covarrubias, aceptaron, e incluso propusieron que Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo, gestionara la renegociación.
El dirigente aceptó, pero Chávez volvió a su figura de autoridad y sentenció: "Julio va a pelear contra Cázares o contra otro, pero en 175 libras, porque en ese peso se va a sentir bien. El que es perico, donde sea es verde".
Con el acuerdo reabierto, todo puede pasar para el combate coestelar del Chávez-Travieso y, una vez más, el Jr. estará bajo los reflectores.