El ministro argelino de Exteriores, Sabri Boukadoum, llegó hoy a Bamako en visita oficial y se convirtió así en el primer emisario extranjero llegado a Mali tras el golpe de estado de la semana pasada, lo que se interpreta como un espaldarazo al nuevo régimen de facto impuesto por los militares.
"Argelia y Mali son dos países hermanos y amigos. Todo lo que afecta a Mali afecta a Argelia", dijo Boukadoum al llegar y ser recibido en el aeropuerto de Bamako por el coronel Malick Diaw, primer vicepresidente del Comité Nacional de Salvación del Pueblo (CNSP), creado por los golpistas.
Boukadoum tiene previsto reunirse con la plana mayor del CNSP en los locales del ministerio de Defensa, que desde el golpe están cumpliendo un papel oficioso de "sede provisional" del nuevo poder.
Argelia comparte una extensa frontera en el sur con Mali, pero además ha apadrinado en 2015 los llamados "Acuerdos de Argel" que supusieron la firma de la paz entre el gobierno de Bamako y los insurgentes armados tuareg, aunque no haya conseguido terminar con la violencia de signo yihadista.
En su primera comparecencia ante el público tras perpetrar el golpe de estado, los miembros del CNSP hicieron una declaración formal de que respetaban el Acuerdo de Argel y los demás compromisos internacionales de Mali.
Se interpreta la visita del ministro argelino no solo como el primer apoyo explícito al nuevo régimen, sino también como un intento de Argel de confirmar la vigencia de esos acuerdos de paz.