Dinamarca y Noruega han revertido en los últimos días la tendencia al alza de los nuevos contagios de COVID-19 y han controlado los principales brotes, regresando así a niveles más moderados de propagación del virus.
Las autoridades sanitarias danesas informaron este jueves de 90 nuevos casos, para un total de 6,627, sumando cinco días consecutivos por debajo del centenar de contagios, y un muerto más, con lo que el balance provisional se sitúa en 624.
La tasa de reproducción del virus ha bajado a 0.8, tras situarse en 1.5 a principios de este mes.
La aparición de varios brotes hace unos semanas, sobre todo en Aarhus (segunda ciudad del país), hizo que las autoridades danesas aplazaran algunas medidas de reapertura social y empezasen a recomendar el uso de mascarilla en transporte público, obligatorio desde el sábado pasado.
Con una población de 5.7 millones, Dinamarca presenta una tasa de mortalidad por COVID-19 de 10.75 por cada 100,000 habitantes, más del doble que la de Noruega, que tiene menos población (5.4 millones) pero una extensión casi ocho veces mayor.
El Instituto de Sanidad noruego confirmó hoy 50 nuevos casos (10,504 en total), mientras el número de muertos se mantiene desde la semana pasada en 264.
El último informe informe semanal de este organismo detecta un ligero descenso en el número de contagiados las dos últimas semanas, a pesar de que el número de test realizados ha aumentado "de forma sensible" en ese período.
"Los datos y los modelos muestran que el contagio sigue estando en niveles bajos en todo el país, aunque hay brotes que exigen un trabajo de rastreo en los distintos municipios", consta en el estudio.
Las autoridades noruegas recomiendan desde hace unas semanas el uso de mascarilla en transporte público.