El Tribunal Especial para el Líbano logró juzgar, en rebeldía, a un único responsable del atentado que se cobró la vida del ex primer ministro Rafic Hariri en 2005. Pero a falta de conocer su castigo, y de ser localizado con vida, el acusado tendría derecho a la repetición de todo el juicio.
El juez presidente de la Corte, David Re, necesitó seis horas, el pasado martes, para leer un resumen de la sentencia de 2,600 páginas que concluían con un solo acusado: Salim Ayyash, un libanés nacido en la aldea de Harouf en noviembre de 1963, vinculado al grupo chií libanés Hizbulá y que en 2005 lideró la célula que organizó el ataque terrorista.
Desde que en 2011 se hicieron públicas las acusaciones contra los sospechosos por el asesinato de Hariri, Ayyash desapareció, no volvió a dar señales de vida ni se puso en contacto con el Tribunal Especial para el Líbano (TEL) para defenderse, lo que borra toda esperanza de muchos libaneses de que pueda terminar entre rejas.
"Se suicidó", "A ese lo habrán matado ya", "Estará escondido en Irán o Siria", "Nunca lo van a atrapar, nunca entrará en prisión", se escuchaba decir a algunos libaneses, hombres y mujeres, parados delante del TEL en Leidschendam, adonde acudieron desde Bélgica o Alemania y desde otras ciudades europeas solo para presenciar un día histórico: el esperado veredicto por el asesinato de Hariri.
De dar señales de vida, Ayyash tiene tres opciones a nivel judicial: aceptar la sentencia y cumplir el castigo que se le imponga, recurrir el fallo o pedir la repetición de todo el juicio, según confirma la portavoz del TEL, Wajed Ramadan.
El Tribunal, situado en la ciudad holandesa de Leidschendam, llevó a cabo un juicio en rebeldía contra cuatro personas, y a penas tenía pruebas que les implicaran en la conspiración y organización de ese ataque, hasta tal punto que tres de ellos fueron absueltos por falta de evidencias.