El alto comisionado de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi, ha dicho durante una visita al Líbano que, tras la explosión del pasado 4 de agosto en Beirut, este país necesita ayuda urgente "ahora más que nunca".
"El Alto Comisionado reiteró la necesidad de que la comunidad internacional continúe ayudando a todas las comunidades afectadas en el Líbano que necesitan ayuda urgente ahora más que nunca", afirmó a Efe Lisa Abou Khaled, portavoz de ACNUR en el Líbano.
Asimismo, señaló que la agencia de la ONU está movilizando un total de 35 millones de dólares para su respuesta de emergencia a los hogares más afectados y vulnerables de Beirut durante los próximos tres meses.
Grandi ha visitado este jueves un centro de aislamiento de COVID-19 en la región de Akkar, en el norte del Líbano, donde se reunió con el gobernador de Akkar, Imad Labaki, así como el hospital público de Tripoli para constatar el avance de los proyectos de ampliación de la capacidad de camas de hospital y de UCI (Unidades de Cuidados Intensivos) implementadas por ACNUR en respuesta a la pandemia.
Además, se encontró con una familia de refugiados sirios que viven en Minieh, en el norte del país, explicó la portavoz.
Está previsto que mañana finalice su misión de una duración de cuatro días en el Líbano, la primera que realiza desde que empezó la pandemia.
ACNUR y Cruz Roja Libanesa están ayudando a unas 100,000 personas que se han quedado sin casa en Beirut por la devastadora explosión del pasado 4 de agosto, en la que perecieron 181 personas y más de 6,000 resultaron heridas, informó la agencia de la ONU.
Según ACNUR, 34 refugiados murieron y 124 resultaron heridos por la explosión de 2,750 toneladas de nitrato de amonio que llevaban seis años almacenadas en el puerto de la capital libanesa.
El Líbano, que tiene unos 6 millones de habitantes, es el país que más refugiados acoge per cápita en el mundo con 892.310 registrados por ACNUR.
Además, el país mediterráneo arrastra su peor crisis económica desde el final de la guerra civil (1975-1990) que se suma a un repunte de casos de COVID-19 que le ha obligado a imponer un confinamiento de más de dos semanas desde mañana, viernes.