Tras dos semanas de la explosión que devastó el lugar
Dos semanas después de la explosión en el puerto de Beirut, los equipos de rescate no abandonan las operaciones de búsqueda de desaparecidos, aunque lo hacen con precaución para no alterar ninguna prueba que pueda aportar indicios a la investigación sobre la deflagración en las instalaciones de la terminal, ahora tomadas por el Ejército.
"No pararemos hasta que no escuchemos más la palabra desaparecido", afirmó a Efe este martes el jefe de Información de la brigada de bomberos de Beirut, Ali Najm, desde el cuartel de Karantina, uno de los barrios más afectados de la capital libanesa por su cercanía al puerto, donde el 4 de agosto explotaron casi 3,000 toneladas de nitrato de amonio.
En el interior del puerto, al que hoy pudo acceder Efe, la devastación rodea los caminos que llevan al lugar de la explosión, donde los militares controlan cada movimiento en virtud del estado de emergencia declarado en Beirut tras el suceso, que dejó al menos 180 muertos y más de 6,000 heridos, según el último balance del Ministerio de Salud libanés.
El PUERTO, AHORA UNA VERDADERA BASE MILITAR
Una fuente militar, que pidió no ser identificada porque no está autorizada a hablar con los medios, dijo a Efe que el puerto de Beirut es ahora una "base militar" y señaló que no se puede acceder al lugar de la explosión porque es considerado la "escena de un crimen".
Las Fuerzas Armadas están a cargo del puerto y de la seguridad de la ciudad, así como de recibir y distribuir la ayuda humanitaria, conforme al estado de emergencia que se prolongará hasta el próximo 18 de septiembre, y también pueden actuar contra la libertad de reunión, de prensa y de expresión y arrestar a toda persona considerada una "amenaza" para la seguridad del país.
Según la fuente militar, hasta el momento hay una treintena de cadáveres que no han sido hallados y ahora aparecen entre los escombros "restos muy pequeños de cuerpos humanos", que se están analizando para identificarlos.
Mientras, a través de Twitter, las fuerzas del Ministerio de Interior pidieron hoy a las familias de desaparecidos extranjeros que acudan y donen muestras de ADN para "facilitar" el proceso de identificación de los cuerpos encontrados.
Hasta el momento han sido identificados veintiséis de esos cadáveres y sigue sin conocerse la identidad de otros cinco, detallaron las fuerzas.
LA BÚSQUEDA CONTINÚA
"La búsqueda no ha parado", aseguró Najm, que perdió a diez miembros de su brigada que acudieron al puerto cuando ocurrió la explosión.
Nueve hombres y una mujer, cuyos nombres y rostros se recuerdan en el parque de bomberos de Karantina, fueron a sofocar el incendio que precedió la deflagración y todos murieron como resultado del estallido, si bien uno de ellos continúa en paradero desconocido.
"Permaneceremos hasta el último momento para encontrarle. No hay un momento concreto para parar" la búsqueda, agregó.
Explicó que trabajan junto a los militares, la Defensa Civil libanesa y la Cruz Roja, ayudados con excavadoras de la municipalidad de Beirut.
Las operaciones, puntualizó, se realizan "lentamente para preservar los restos, que son sagrados", e insistió en que la búsqueda de los desaparecidos no se ha detenido en ningún momento.
El 9 de agosto, el Ejército libanés dio por concluida la primera fase de las labores de búsqueda y rescate, sin que los equipos locales e internacionales, entre ellos españoles, hallaran supervivientes.
Por otra parte, un tribunal libanés emitió este martes una orden de arresto contra el director general del puerto de Beirut, Hasan Koraytem, tras interrogarlo durante cuatro horas, según la Agencia Nacional de Noticias libanesa (ANN).
Koraytem, junto al director general de Aduanas del Líbano, Badry Daher, fueron puestos bajo arresto domiciliario por su posible responsabilidad en los hechos pocos días después de la deflagración.
El presidente del Líbano, Michel Aoun, reconoció que supo de la existencia de una "gran cantidad" de nitrato de amonio tan solo dos semanas antes del suceso.