Si Sanders es la izquierda más radical, también hay espacio en la "coalición Biden" para los republicanos desencantados con la deriva de su partido, como demostró John Kasich.
El lema que el Partido Demócrata eligió para su convención política de este año es "Uniendo Estados Unidos". Es la máxima aspiración de un partido en plena efervescencia y con encuestas que auguran una victoria electoral; un partido que ve cómo esa unidad contra un rival común, el presidente Donald Trump, es fundamental para intentar llegar a la Casa Blanca en la elección del 3 de noviembre.
No hay frase más unificadora entre los estadounidenses que el "We, the People" (Nosotros, el Pueblo) que encabeza su texto constitucional, y por eso no fue casualidad que fuera el tema de la jornada inaugural del cónclave para coronar al exvicepresidente Joe Biden. La unidad en torno a una figura que tiene que recomponer el alma partida de la nación a manos de Trump no sólo es la estrategia, es el objetivo.
Conseguir esa comunión en el Partido Demócrata no es fácil, y menos revisando su historial reciente de conflicto y tensión entre las vertientes del partido. En la convención de hace cuatro años, el sector más progresista, enojado por cómo su candidato —el senador Bernie Sanders— perdió las primarias contra la exsecretaria de Estado Hillary Clinton provocó varios encontronazos en el evento, con gritos contra el establishment del instituto político, manifestaciones y protestas sonoras en algunos momentos calurosos de aquel encuentro en Filadelfia.
Ya sea para bien o para mal, 2020 no es 2016. Tres años y medio de Donald Trump en la Casa Blanca han cambiado las reglas y el partido tiene claro que ahora el principal objetivo es sacarlo de la presidencia. Si hay algo que une a los demócratas es su antitrumpismo: entre los votantes de Biden, el factor determinante que los une es que el exvicepresidente "no es Donald Trump"; al menos eso es lo que respondieron 56% en la última encuesta sobre asuntos políticos de Pew Research.
Gran parte de las dos horas de retransmisión de discursos virtuales del primer día de la convención, en el que la actriz Eva Longoria fue la presentadora, sirvieron para abrazar todo el abanico de opciones ideológicas. También hubo espacio para hablar contra el racismo, y recordar a George Floyd. Sanders, otrora el gran defenestrado de los demócratas por sus políticas progresistas, trabaja ahora con la campaña para implementar ideas en el programa electoral.
"El futuro de nuestra democracia está en juego (…) Debemos unirnos, derrotar a Trump y elegir a Joe Biden y Kamala Harris como nuestros próximos presidente y vicepresidenta. El precio del fracaso es demasiado grande", dijo el último competidor que resistió la remontada de Biden en el periodo de primarias. "Necesitamos una respuesta sin precedentes, un movimiento, como nunca antes, de personas dispuestas a defender la democracia y la decencia, y contra la codicia, la oligarquía y el autoritarismo", añadió.
Si Sanders es la izquierda más radical, también hay espacio en la "coalición Biden" para los republicanos desencantados con la deriva de su partido, como demostró John Kasich, exgobernador de Ohio y exaspirante presidencial republicano en 2016, quien oficializó su apoyo y voto a Biden junto a otros tres expolíticos republicanos.
El país enfrenta varios retos, como la pandemia por coronavirus, la pérdida de empleo o las injusticias raciales. Y los demócratas creen que sólo con "unidad" se podrá reconstruir.
"Conozco a Joe (…) sabe lo que se necesita para rescatar la economía, hacer retroceder una pandemia y liderar al país", aseguró la exprimera dama Michelle Obama, oradora estrella de la jornada inaugural de la primera convención política totalmente virtual, vista a través de pantallas desde el sofá.