Los desarrolladores de la Spútnik V, la vacuna rusa contra la COVID-19, que recibió esta semana el visto bueno de las autoridades de este país, defendieron hoy la eficacia y seguridad del fármaco ante el recelo provocado por la noticia sobre su aprobación.
"Si después de la aparición de la vacuna rusa, particulares y empresas enteras pierden muchos millones de dólares, ¿cuál es la reacción que ustedes esperaban? Yo creo que la que se produce ahora es absolutamente normal", dijo Alexandr Gintzburg, director del Centro Gamaleya, donde fue desarrollada la vacuna.
En unas declaraciones a la televisión pública rusa, el científico afirmó que el remedio ruso es "completamente seguro" y fue registrado de conformidad con todas las leyes locales.
Las críticas que se suceden en el extranjero tras el anuncio ruso, según Ginzburg, se deben a una "lucha por un dinero concreto".
"Sería muy ingenuo pensar que la aparición de un producto tan competitivo se iba a recibir con aplausos", aseveró.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recibió con cautela la noticia de que Rusia había registrado la primera vacuna del mundo contra la COVID-19, señalando que ésta, como el resto, deberán seguir los trámites de precalificación y revisión que marca el organismo.
La vacuna rusa no figuraba entre las seis que, según señaló la OMS la semana pasada, estaban más avanzadas.
El organismo con sede en Ginebra había citado entre esas seis a tres candidatas a vacunas desarrolladas por laboratorios chinos, dos estadounidenses (de las farmacéuticas Pfizer y Moderna) y la británica desarrollada por AstraZeneca en colaboración con la Universidad de Oxford.