El papa Francisco salió hoy del Vaticano, por primera vez desde que en junio acabara en Italia el confinamiento por la pandemia de coronavirus, y visitó por sorpresa la basílica de Santa María La Mayor de Roma, por la que siente mucho apego.
La última salida conocida del pontífice se remonta al 20 de abril, durante el confinamiento, cuando celebró misa en la iglesia de Santo Spirito in Sassia, próxima a la plaza de San Pedro.
Francisco visitó hoy por sorpresa Santa María la Mayor, una de las cuatro basílicas papales de Roma, en pleno centro de la capital y en la que se conserva el icono bizantino de la Virgen del "Salus Populi Romani", por la que siente gran devoción.
Durante su visita se detuvo varios minutos a rezar ante la "Madonna" y depositó una ofrenda floral, algo que tiene por costumbre hacer antes y después de cada viaje que emprende.
Como cada 5 de agosto, el templo revive el conocido como "milagro de la nieve de agosto", una tradición que recuerda su fundación.
En Roma se dice que durante la noche entre el 4 y el 5 de agosto del año 352 d.C la Virgen se apareció en sueños a un matrimonio de patricios que, al no tener descendencia, decidieron invertir su capital en construir una iglesia cristiana.
La Virgen les anunció que un milagro indicaría el lugar en el que debían edificar el templo y al día siguiente los romanos se encontraron una zona de la colina del Esquilino completamente cubierta de nieve en pleno verano.
Allí se construyó en un primer momento una iglesia paleocristiana conocida como "Santa María ad Nives" y, sobre esta, se emprendieron varias modificaciones a lo largo de los siglos hasta llegar a la actual, la de Santa María La Mayor, de fachada barroca.
La basílica está muy vinculada a la Casa Real española. Monarcas como Carlos V, su nieto Felipe III o Felipe IV, cuya escultura decora actualmente el atrio, fueron sus benefactores y con sus aportaciones contribuyeron a acrecentar su grandeza.
Francisco ha querido honrar esa efeméride con una salida sorprendente, después de casi medio año prácticamente aislado en el Vaticano a causa de la pandemia, sin tener ese contacto con los fieles.
El coronavirus, que ha afectado a una decena de personas en el Estado de la Ciudad del Vaticano (el más pequeño del mundo, con menos de un millar de habitantes censados), ha frenado los actos del papa, que durante el confinamiento fueron en soledad y medidas de seguridad pero retransmitidos en directo.
También ha provocado la suspensión de los viajes internacionales del papa, se cree que durante los próximos 18 meses, aunque por el momento no hay una confirmación oficial.
El diario "Avvenire", órgano de la Conferencia Episcopal Italiana, informaba recientemente de que por esa razón el papa ha trasladado a la nunciatura de Portugal al monseñor colombiano Mauricio Rueda, el encargado de organizar sus visitas pastorales por el mundo.