Una leyenda llamada “Gigo”

 

En nuestro balompié

 

En su tiempo y en su momento llegó a ser de los mejores delanteros de nuestra localidad y con boleto en mano a la Selección Nacional, escribió su leyenda a partir de entonces.
Nos referimos a Oscar Huerta Montesillos, mejor conocido como el “Gigo” quien escribió una de las mejor páginas de nuestro fútbol en Monclova.
De chamaco inició jugando dentro del equipo representativo de su escuela, la Sor Juana Inés de la Cruz, turno vespertino de la colonia Miravalle.
Participado en aquella legendaria Liga Inter Primarias de Altos Hornos de México, luego saltó al Torneo de Fútbol de los Barrios que en sus tiempos llegó a ser el mejor circuito de la localidad.
Jugando ahí con el equipo Fladin y luego con los Vaqueros de la Miravalle con quienes arribó a la Liga Municipal de Monclova, jugando también con el equipo del Sindicato del IMSS  y con el Planta Soldadora en la Liga Municipal de Frontera, volviendo a Monclova con la Miravalle en la categoría Veteranos, en donde finalizó sus tiempos de jugador activo.
En su juventud el “Gigo” junto con Enrique “gato” Iracheta, César Vázquez, Luis Alonso Pérez y Rodolfo Rosales, fueron llamados a formar parte de la Selección Nacional.
Tras pasar varios “filtros” quedaron cuatro monclovenses entre ellos Oscar Huerta Montesillos, ya instalados en las instalaciones del Comité Olímpico Mexicano, “Gigo” se escapó por la barda trasera y se vino a Monclova, a contraer nupcias con el amor de su vida.
Mientras que Enrique “gato” Iracheta que para nuestro gusto ha sido el mejor portero de su época, fue dado de baja por no quererse cortar el pelo, a él le gustaba largo.
Después de ser jugador activo “Gigo” con el gusanito del fútbol dentro, pues esto no es –gripa- y se puede dejar de lado, se dedicó a entrenar niños, empezando por los de su barrio y su colonia.
Quico ser “formador” ayudar a los niños de nuestra ciudad para que por medio del deporte se alejen de las drogas que nos iban ganando terreno.
Ahí nació la Academia Tigres, apoyado por un grupo de entusiastas amigos a quienes les dejó la “batuta” pues su salud le impide dar su mejor esfuerzo.
Pero primero como jugador, y luego como “formador” de niños, Gigo dejó una huella indeleble que le mereció ser nombrado la Leyenda del Fútbol Local.

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