A pesar de haber tenido contacto con pacientes contagiados, dos médicos se salvan de ser infectados y regresan a sus labores para seguir atacando la pandemia
ROBERTO ORTIZ / REPORTERO
Con el corazón de un guerrero, con el ánimo por encima de todo el temor que se pueda sentir, pero sobre todo con su profesión que aman y ejercen con toda pasión y que les permitió ganar la primer batalla contra el Coronavirus, regresaron dos grandes médicos de Monclova a continuar sus labores, esto tras darse a conocer que aunque estuvieron en contacto con personas contagiadas, sus pruebas resultaron negativas.
Uno de estos Guerreros, es el doctor Daniel Torres, quien al igual que muchos de sus compañeros, pasó momentos de angustia y temor a ser portador del virus, cuando se les informó que uno de sus compañeros de labores en el hospital ISSSTE, estaba contagiado de coronavirus.
Daniel Torres, además labora en el hospital de Cruz Roja donde se ha ganado el respeto y admiración no sólo de sus compañeros de labores sino de todos aquellos pacientes que han encontrado en los diagnósticos del doctor Torres, la cura a sus problemas de salud.
Por suerte, el doctor Daniel Torres, es uno de los pocos que hasta el momento pueden señalar que han ganado la primera batalla contra el coronavirus, ya que el pasado jueves, se le informó que los resultados de sus pruebas resultaron negativos.
Por otra parte, otro gran guerrero de la medicina, quien está en el frente de batalla, en la primera línea de la guerra que mantienen contra el COVID 19, es el doctor Marco Antonio Guevara, quien se ha caracterizado por su sensibilidad, por su gran don de gentes, pero sobre todo por el amor que le tiene a su profesión, la difícil profesión de ser doctor.
Y aunque Marco Antonio Guevara, es también de los que estuvieron en contacto dentro del IMSS, con varios de sus colegas que han resultado positivos, las pruebas que se le practicaron, dejan en claro que no es portador del virus que ataca sin ser visto.
Ambos, junto a muchos de sus compañeros de labores, se han convertido en piezas claves de la guerra sin cuartel que viven contra un enemigo que no se ve a simple vista pero que se sabe es muy dañino, ambos tienen una particularidad, se entregan en cuerpo y alma a su difícil y muchas veces mal entendida profesión.
Y aunque ya ganaron la primer batalla, saben que no es nada fácil seguir en esta guerra, que pudiera generar pérdidas de más vidas, incluso que siguen en un riesgo latente al estar en la línea frontal de la lucha, pero pese a todo ello, se mantienen firmes en su convicción, de buscar en cada momento, la salud de sus pacientes.