Agencias/El Tiempo
El grito de "Play Ball" lo sofocó un virus.
En condiciones normales ayer debió haber sido un día de fiesta en Grandes Ligas pero el grito de "Play Ball" lo sofocó un virus. No habrá fuegos artificiales ni gritos eufóricos. Los hot dogs y la cerveza esperarán en la nevera, y los guantes, junto a los bats y las pelotas, seguirán arrumbados en el dugout.
Hoy Gerrit Cole no debutará como Yanqui en Baltimore y la nueva casa de los Rangers no abrirá por primera vez sus puertas.
Lo que el 12 de marzo parecía una suspensión de 15 días se convirtió pronto en un parón que podría durar, por lo menos, hasta mediados de mayo.
Más de una década llevaba Grandes Ligas sin modificar su calendario y menos por cuestiones sanitarias.
El Covid-19 llegó a cambiarlo todo. La pandemia global tumbó las Ligas deportivas del mundo de una en una, hasta que el efecto dominó alcanzó a Las Mayores, que en plena pretemporada tuvo que suspender todo para evitar una catástrofe mayor.
Tres jugadores de Ligas Menores contagiados (dos de Yanquis y uno de Medias Rojas) pusieron las alarmas al rojo vivo y obligaron al Comisionado Rob Manfred y los suyos a trabajar horas extra desde casa.
Con la recomendación del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de cancelar eventos con más de 50 personas por ocho semanas a partir del 16 de marzo, MLB anunció el aplazamiento indefinido del Opening Day.
La incertidumbre tomó su turno al bat y ha conectado sólido desde entonces, dejando más dudas que certezas en las oficinas de Grandes Ligas, donde se plantean opciones para resolver la situación de jugadores, entrenadores y empleados, además de encontrar la forma de cómo reconfigurar el calendario.
Por lo pronto, las series en Puerto Rico y México fueron cancelados, aunque aún existe la posibilidad de jugar la London Series a mediados de junio. La industria del beisbol está paralizada hasta nuevo aviso.