[quote]Entre la leyenda y la realidad de su llegada a la ciudad, fieles festejan hoy al santo patrono, el Cristo de la Capilla[/quote]
Saltillo, la ciudad de los contrastes, mantiene viva la tradición de venerar a su santo patrono cada 6 de agosto.
Imposible pensar que la fe de los saltillenses es poca. La escultura del Santo Cristo tiene 408 años que llegó a la ciudad con una peculiar leyenda.
Se dice que el Santo Cristo llegó en mula a la Plaza de Armas, sin rumbo alguno ni procedencia, llegó y se detuvo en medio del pueblo y se tendió sobre la plaza, encima de su lomo cargaba una caja de madera; los saltillenses en el lugar se preguntaron ¿qué será lo que lleva adentro la caja?, para su asombro al abrirla se encontraron a la gran escultura que hoy representa tantas cosas para la ciudad, entre ellas, el imperio de la fe saltillense.
Después de eso, los pobladores y párrocos de la época decidieron que el Santo Cristo llegaría para quedarse como una señal divina que traería a la Villa de Santiago del Saltillo buena estrella, virtudes y milagros. Esta historia se ha replicado en iglesias de Zacatecas y Chiapas.
No es sorpresa darnos cuenta de que en México las costumbres de los religiosos integran místicas historias en que forman parte de la doctrina que enriquece a la cultura de las leyendas. En este caso, la participación histórica y documentada de la procedencia del Santo Cristo se le atribuye a Santos Rojo y a una visita que hizo a la ciudad de Jalapa, Veracruz.
El bachiller Pedro Fuentes escribió en su libro Historia de la Villa del Saltillo: ‘’Habiendo pasado don Santos Rojo el año de 1607 desde esta Villa de Santiago del Saltillo, hasta Jalapa, a negociar efectos de Castilla, trajo consigo una escultura del cristo con mansas pupilas, negra cabellera y hermosas facciones’’, cuentan que la familia de Santos Rojo, que habitaba donde ahora es un concurrido restaurant a un costado de la Catedral, insistieron a Santos para que donara la imagen a la Capilla del Santo Cristo en 1762.
Cada 6 de agosto la ciudad se aglomera para festejar al Santo Cristo de la Capilla rematando al finalizar de la arraigada tradición del majestuoso novenario; se dice que la devoción al Santo Cristo creció cada vez más desde del siglo 18, a partir de los milagros supuestamente ocurridos sobre su misma imagen: se ha escuchado que ha sudado en tres ocasiones distintas, que su cuerpo se ha hecho flexible y tibio como si fuera un cuerpo vivo. Recientemente se dice que abrió los ojos.