CIUDAD DE MÉXICO.- Esta mañana, la Conagua informó a través de su cuenta oficial de Twitter que se ha formado la tormenta tropical Cosme, la cual se localiza a 1,015 kilómetros al suroeste de Cabo San Lucas, Baja California Sur.
"Se ha formado la #TormentaTropical #Cosme, se localiza aproximadamente a 1,015 Km al suroeste de Cabo San Lucas #BajaCaliforniaSur", informó la dependencia en Twitter.
Cosme presenta vientos máximos sostenidos de 85 km/h, con rachas de 100 km/h y desplazamiento hacia el oeste-noroeste a 22 km/h.
Cosme sería la tercera tormenta tropical que se forma en el Pacífico, pues recordemos que la última era Bárbara, la cual ya se debilitó a tormenta tropical en el océano Pacífico en el extremo oriente de Hawai.
La temporada de huracanes 2019 ha comenzado en el Atlántico y el Pacífico. A un huracán también se le llama ciclón tropical pero solo si se forma en el Océano Atlántico o el Oceano Pacífico.
¿Qué es un huracán, cómo se forman los huracanes y donde puede suceder esto?
La respuesta es que un huracán o ciclón tropical es un fenómeno tormentoso que se caracteriza por una circulación cerrada alrededor de un centro de baja presión.
Este produce fuertes vientos y abundantes lluvias.
Para que un huracán se forme se debe tener en cuenta la temperatura del océano, las cortantes de vientos y las corrientes ascendentes y descendentes que también marcan la intensidad del fenómeno. Estos factores también marcan su intensidad.
De acuerdo con la NASA, los huracanes son como motores gigantes que usan aire cálido y humedo como combustible.
Ese aire se eleva, se enfría y ocasiona que el agua forme nubes y a partir de ahí todo un sistema de aire y nubes que gira, crece y que se alimenta por el calor del océano.
Estos son diferentes al tornado. El huracán se puede analizar desde su comienzo y hasta antes de que se forme, porque se puede prever como se va a desarrollar.
Esto permite que se pueda alertar a la población en caso de ser necesario y a planear una adecuada evacuación.
“El huracán viene de días y tiene una predictibilidad mayor en cómo se forma. Es algo más grandote y más fácil de seguir", señalan los expertos en metereología.
Su peligrosidad radica en que llega incluso a tener 400 o 500 kilómetros de diámetro, se va desplazando lento -puede durar una semana tras tocar tierra- y a que en su nivel más alto llega hasta los 350 kilómetros por hora.