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[quote]A sus 78 años todavía se siente orgulloso de haber pertenecido a Ferrocarriles Nacionales, desde la edad de 14 años[/quote]
VERÓNICA PRECIADO/ REPORTERAFRONTERA, COAH.-40 años de su vida le dedicó a Ferrocarriles Nacionales; desde los 14 años empezó a construir una vida entre rieles, orgulloso descendiente de familia ferrocarrilera, a sus 78 años, Sabas Cedillo de la Rosa, guarda memorias que se quedarán en la historia.
Su abuelo y su padre Pedro Cedillo, fueron ferrocarrileros, en su familia casi todos los hombres entregaron años de su vida a este oficio, por ello desde muy chico lleva grabado el sonido de la locomotora.
Nació el 5 de diciembre de 1939 en la comunidad de Paredón, Coahuila, pero desde que era un niño llegó con sus padres al municipio de Frontera; y siendo apenas un adolescente llegó a la empresa Ferrocarriles Nacionales donde inició como garrotero.
Con el tiempo fue adquiriendo experiencia; eso le permitió ascender al puesto de garrotero de patio, después fue mayordomo de patio y luego garrotero de camino.
“Cuando empezamos como garroteros de camino, muchos no duraban porque andamos arriba de los carros lloviendo, tronando, con mucho sol, con temperaturas bajo cero y en medio de intensas heladas”.
Por ello aprender la labor de un ferrocarrilero no fue fácil, de lo contrario enfrentó situaciones adversas, en medio del peligro que implica este oficio, recuerda que estuvo a punto de perder la vida.
“En una ocasión que salimos de aquí de Frontera se vinieron abajo 27 góndolas de carbón fue un enorme susto, pero no pasó a mayores, tres veces estuve a punto de matarme”.
Relató que un día cayó en las vías del tren, justo delante de la máquina en trayecto, todo fue por un momento de descuido.
“Me solté, me iba acomodando la cachucha, cuando de repente caí enfrente de la locomotora, reaccione pronto lo que hice fue aventarme hacia afuera, el maquinista se detuvo muy asustado, me dijo pensé en verte hecho pedazos; gracias a Dios no me pasó nada sólo termine todo revolcado y seguí trabajando”.
Mientras sonaba el cantar de los pájaros, sentado en una banca y portando un reloj representativo de la compañía Coahuila-Durango, don Sabas, contó que su padre fue un ferrocarrilero muy popular en la empresa. Letocó conducir la máquina de vapor de 161 toneladas, icono de las instalaciones de Ferromex en Frontera.
“Él era mayordomo cuando vino a dar aquí a Frontera, luego estuvo en Piedras Negras y volvió, fue el que metió la máquina de La Plaza Jesús García Corona porque ninguno de los mayordomos podía acomodarla”.
DE 1958 A 1998 FUE TRABAJADOR DE LOS RIELESEn 1958 empezó en el oficio del ferrocarril, como garrotero de patio logrando ascender a garrotero de camino y mayordomo; en ocasiones le tocaba hacer trayectos de hasta una semana, sin tener oportunidad de convivir por mucho tiempo con su familia.
Su esposa murió hace 8 años, actualmente le sobreviven 2 hijos varones y 6 mujeres. En sus años de ferrocarrilero vivió la tragedia de perder a su hijo mayor quien fue asesinado por un grupo de pandilleros.
“En mi cartera guardo una fotografía de mi hijo,” sollozo con una mirada triste al recodar ese momento tan doloroso en su vida.
Comentó que, sus recorridos eran hasta Sabinas, Allende, Sierra Mojada, Piedras Negras, para llegar hasta Chihuahua y al sur del Estado hasta Saltillo.
“10 años me tocó andar arriba de los carros, después me subieron a otras categorías y cuando cumplí 40 años en la empresa en el año de 1998 vendieron y a todos nos dieron de baja”.
Fue el 18 de febrero de 1998 cuando les notificaron la venta de la empresa nacional, es así como a los 58 años se retiró del oficio
“Me acuerdo que vino Víctor Flores a una junta, nos dijo quien se quiera salir les vamos a pagar muy bien, los más viejos todavía seguíamos moviendo trenes en noviembre del 98 ya se habían ido casi todos”.