'Casi normales', una obra que retrata las diferencias familiares

Recomendada para jóvenes y adultos.

CIUDAD DE MÉXICO

Diana, que es Susana Zavaleta, es una mujer bipolar, maniaco depresiva y un poco desorientada con los colores del Valium y la felicidad que le da el Ribotril, todo administrado por su psiquiatra rock star.  El esposo es su apoyo incondicional, Gabriel es el hijo que todas las familias quisieran tener y Nat la hija a la que nadie le hace caso. Diana dice que la mayoría de la gente que cree ser feliz, es porque no lo ha pensado suficiente. Esto es “Casi Normales”, una obra de teatro musical que retrata los efectos de una madre con trastornos psicológicos en su familia, además de otros temas como el duelo por la perdida, el suicidio y abuso de psicofármacos.

María Chacón es Nat, la hija que debe ser el soporte de la familia y nos cuenta:

Estos personajes están tan bien escritos que todo está en la letra y la música, porque en las obras de teatro en dónde solo están los diálogos tienes que encontrar las capas. Lo que me fascina de hacer un musical es que todo está en la música y sabes lo que está sintiendo el personaje, además de lo que está pasando con esa familia y cuando hay peligro, la música sube. Como es un musical rock me parece increíble que el público esté viviendo emociones profundas, pero al mismo tiempo disfrutando del rock musical que los tiene al borde de su asiento”.

Marcia Brambila

“Casi normales” atrapa la atención con la historia y también el montaje  con un escenario modular en 3 niveles y proyecciones multimedia.  Max D Lona es el stage manager y responsable del espectáculo y nos dice:

El escenario tiene mucha complejidad porque se cierra y abre, mueve hacia adelante, atrás y los lados. Toda esa programación no la puede hacer una sola persona, detrás hay 8 chavos moviendo mamparas, da la ilusión que son una pantalla, pero en realidad son cuadros de madera hechos con telas que encima tienen una proyección y se mueven a los lados. Todo está sincronizado por medio de radios con los que están atrás, sumado a la iluminación, audio y el orden de las proyecciones”.

“Casi normales” tiene un ritmo vertiginoso de acciones y emociones, marcadas por la orquesta en vivo que pueden verse en “La pecera” del lobby:

Hay cosas que están marcadas por alguna palabra o algo físico, pero casi en un 90% viene con la música, si hay algún remate o cambio más rápido varios de los movimientos de producción y actores están basados en eso”.

Llama mucho la atención la manera en que sale los actores y utilería en los diferentes niveles.

La misma dimensión del escenario tiene la parte de atrás de bambalinas. Tenemos un espacio amplio para hacer los movimientos, por ejemplo, si algo tiene que cruzar de un lado al otro, aprovechamos los espacios donde están cerradas las mamparas y se pueden ocultar para cruzar. Si están en PB no hay tanta bronca, pero si hay que subir escaleras, es más laborioso.  Si deben llegar al tercer piso, suben al segundo y de ahí hay una escalera marinera donde vas dejando todo lo que necesitas como utilería, vestuario o alguna bolsa escondida para que alguien la pueda tomar.”

La sincronización de la música, producción y actores es una gran coreografía que sucede en segundos ante nuestros ojos y fascina:

Los derechos de “Casi normales” se compraron, además de la música y letra de la obra original. Ya la adaptación y traducción es a cuenta de cada quien, en cuanto a la escenografía, iluminación y todos los elementos técnicos que giran alrededor, los que tienen los derechos te dan la idea, pero cada quién puede hacer su versión. Obvio les das una respuesta a los que tienen los derechos para que sepan lo que estás haciendo con la obra, digamos que la puesta tiene elementos de la de Nueva York, pero la idea de las proyecciones y movimientos, es versión mexicana”.

“Casi normales” es interpretada de manera magistral por Susana Zavaleta, Federico Di Lorenzo, Mariano Palacios, María Chacón (domingos) y María Penella, Jerry Velázquez, Héctor Berzunza y otros.  Dirigida por Diego del Rio con escenografía de Jorge Ballina. Está en el Teatro Aldama (Rosas Moreno 71, San Rafael) de viernes a domingo, con boletos desde $400. Hasta el 21 abril.

Recomendada para jóvenes y adultos que quieran emocionarse con el  musical rock y disfrutar de una buena historia con actuaciones y manufactura de primer nivel.

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