El sufrimiento de un padre

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André es originario de Brasil; su hijo lo mantiene en México y es uno de sus principales motores de vida

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AZUCENA TENORIO/REPORTERA

 

André de Brito e Almeida de 42 años de edad, radica en la ciudad desde hace cinco años y medio, es originario de Brasil y su hijo Gabriel es lo único que lo mantiene en México, donde vive solo y luchó cada día por aprender la lengua.

En el año 2011, André fue contratado por una gran empresa de la ciudad en un puesto de seguridad, ya que en su país trabajó como Policía. Para él, representaba una gran oportunidad de crecimiento, así podría ahorrar y juntar dinero con el fin de poner un negocio en su país.

“En mis planes, tres años serían suficientes para lograr mis objetivos y en ese intervalo tuve una novia mexicana, por descuido u obra de Dios se embarazó. Al principio entré en shock porque eso cambiaría todo lo que había planeado para mí”, dijo.

Tenía cuatro hijos, quienes lo apoyaron en todo momento y le dieron fuerzas para seguir adelante ya que aparte del embarazo, estaba sufriendo por la desilusión amorosa que estaba pasando con la mamá.

André deseaba tener otro hijo y estar casado con ella, con la certeza que había encontrado a la mujer de su vida, sin embargo eso no pudo ser. Nueve meses después nació Gabriel, quien se ha convertido en uno de los grandes amores de su vida.

Gabriel, ahora de tres años de edad, es la razón por la que aún sigue en México, sabe que lo necesita tanto como él y cada encuentro, es un momento especial que tratan de disfrutar al máximo.

Comentó, lo más difícil es la soledad que siente al estar apartado de su familia y de la tierra donde nació, antes vivía con otros compañeros de trabajo, también extranjeros como él. Ahora vive solo en un departamento privado y trabaja como asesor de seguridad para otra empresa.

La mamá de Gabriel tiene otro novio y está esperando un hijo, André procura visitarlo tres veces a la semana y aprovecha cada ocasión que no tiene trabajo. Así mismo, trata de visitar a su familia dos veces al año, viven al Norte de Brasil en las inmediaciones de la playa.

Está feliz porque logró que su ex novia le permitiera llevar a Gabriel por dos semanas a Brasil, este próximo mes de diciembre. Su sueño es llevarlo consigo a vivir definitivamente, pero la relación con su mamá no ha funcionado, es algo imposible.

“Me siento dividido y al mismo tiempo preso, sin poder irme de aquí para no dejar a mi hijo, pienso que no hay como convencer a una mamá de permitir que su hijo se vaya a vivir a otro país con su padre. La única manera de hacerlo, sería que estuviéramos juntos como fuéramos pareja”.

Casi no tiene vida social, sólo tiene a su hijo y sabe que por él, necesita aguantar el tiempo que sea necesario porque sabe que Gabriel quiere estar con él. El pequeño tiene doble ciudadanía y según las leyes de Brasil, es brasileño aunque no haya nacido allá.

Habla español y entiende casi todo del idioma portugués porque siempre que están juntos, André procura hablarlo. Él le llama “papai” que en portugués significa papá y a él también le gusta llamarlo así.

André Almeida entiende casi todo el español y también lo habla mejor que el primer año que vivió aquí, este día del padre lo que más desea es estar con su hijo y en un futuro, poder llevarlo a vivir a Brasil junto a su familia.

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