NUEVA YORK.- Donald Trump advirtió este jueves que si es destituido, “los mercados se derrumbarían" y que “todos serían muy pobres” y que no entiende como “puedes destituir a alguien que ha hecho un gran trabajo”.
El presidente, al responder en una entrevista con su medio favorito, Fox News, subrayó que se otorgaría una calificación de más de 10 por su gestión hasta ahora. “No pienso que cualquier presidente jamas ha hecho lo que yo he logrado”, culpando a la prensa por no informar sobre todo lo positivo que ha realizado.
Por otro lado, el abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, también advirtió que si su jefe fuera destituido, “el pueblo estadunidense su sublevaría” porque sería por motivos políticos,
Pero el hecho de que Trump y su equipo tengan que responder a esta pregunta ilustra como la palabra impeachment de nuevo ocupa un lugar central en el vocabulario político cotidiano en una coyuntura que algunos creen es tal vez la peor que el presidente ha enfrentado en sus 19 meses en la Casa Blanca.
Lo del impeachment fue detonado esta semana con el doble golpe contra el presidente el martes con la declaración de culpabilidad por delitos federales por su ex abogado y operador personal Michael Cohen, quien implicó al presidente en la violacion de leyes de financiamiento de campañas electorales casi al mismo tiempo que, ante otro tribunal, su ex jefe de campaña Paul Manafort fue declarado culpable por un jurado por ocho cargos federales de fraude bancario y evasión de impuestos al culminar el primer juicio resultado de la investigación del fiscal especial Robert Mueller (se esperan más, incluyendo otro para Manafort en septiembre).
Trump ha denunciado como mentiroso a su ex abogado por declararse culpable a cambio de una reducción de condena de cárcel y proclamó que el crimen en que lo implicó Cohen “no es un crimen”. Al mismo tiempo, elogió a su ex jefe de campaña por no “doblarse” ante los fiscales, y este jueves transcendió que Trump ya había consultado con abogados sobre la posibilidad de indultar a Manafort en el futuro.
Sin embargo, la Casa Blanca está bajo sitio por estos eventos.
Eso aparentemente provocó que Trump atacara este jueves de nuevo a su propio procurador general Jeff Sessions, por haber cedido control de las investigaciones que en parte han resultado en los casos de esta semana, y que continúan colocando en jaque a su gobierno, su familia y sus socios.
Repitió que Sessions “se recusó, lo cual no debería de haber hecho o me hubiera dicho… y no lo hubiera nombrado al puesto”. Poco más tarde, un par de senadores republicanos indicaron que es muy posible que Trump despida a Sessions, tal vez después de las elecciones intermedias de noviembre.
Sessions reaccionó afirmando que “mientras sea procurador general, las acciones del Departamento de Justicia no serán influenciadas de manera inapropiada por consideraciones políticas”.
Con ello, brotó de nuevo otra de las muchas batallas entre Trump y sus propios secretarios y otros altos funcionarios que han marcado su presidencia.
Expertos reiteraron este jueves que es muy poco probable que el presidente sea formalmente acusado de delitos mientras esté en funciones. Esto a pesar de la acusación de su ex abogado Cohen de que Trump giró instrucciones poco antes de los comicios de 2016 para entregar pagos para comprar el silencio de una estrella de porno y una ex modelo de Playboy sobre relaciones sexuales con el hace una década y así evitar un impacto negativo sobre el la campaña del entonces candidato.
Eso sería una conspiración para otorgar una donación no reportada con el propósito de “influir una eleccion” - un delito.
El consenso es que el futuro del presidente depende no tanto de los tribunales sino del Congreso, donde se podría ampliar las investigaciones y/o recibir las conclusiones de la investigación de Mueller, y con ello impulsar audiencias de impeachment (en un proceso de impeachment, la cámara baja formula los cargos de destitución y el Senado funciona como tribunal sobre esos cargos - o sea, es el foro del juicio político).
Por lo tanto, se vuelve cada vez más clave quién controlará el Congreso ahora bajo dominio republicano después de la eleccion intermedia en noviembre.